expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

sábado, 22 de septiembre de 2012

Y que te digan las razones si tienen razón.



Tus crónicas quedaron obsoletas. Ahí, junto a los cientos de folios que no tomaron forma. Todos caducos, todos arcaicos. 
Inservibles a mis usos y disfrutes.

Pero no, no hablo contigo. Hablo de ti. Hablo con el espectro de lo que creí que fueras. No me corrijas, lo he dicho bien, "creí que fueras" en un futuro (im)perfecto. Del presente pasado.., ya ni discrepo, ya no comento.

La sugestión a tu contrariedad no lleva el capital de esa fortuna que puse en ti. ¡Y es verdad! Me saturé de mis famosas sensaciones y acabé deseando un narcótico e(a)fectivo. Toxicómana de un puñado de cavidades. ¡Qué descuido de tiempo! Pero que no te confunda, yo no caí en la denigración. Yo no humillé mis encantos en busca de los gramos de tu cuerpo.

Pero no, no hablo contigo. Ese que me perdió en sus malabares, ya no tiene extensión en mis medidas. A ese mismo no le volveré a dirigir la palabra.

Te cuento que suenas a llamada perdida, a maleta extraviada, a repetición. Se acabó el sonido de tus cantos de sirena, se zanjó el tema del magnetismo inOFENSIVO. Ya no hago números para implorar un préstamo, porque sé -- que no hay deuda contigo. Ni los agudos de Celine Dion, ni los versos de Neruda, atajarían mi parecer. Porque la claridad ya no tiene velos, ya no carga con compasiones.

Y que te digan las razones si tienen razón. Que a mí ya no me paran las controversias a tus problemas, que ya no tengo trabas para decirte "NO".
Ya urgí mi primera persona, ya no comen de tu mano las creencias en aptitudes invisibles.

Con perdón -a las promesas, no a ti- me hago un aparte, un inciso para autografiar un ME PERDONO. A mí, a mi misma, a lo que dije que no haría y acabé haciendo. A los principios que quedaron relevados y a las enseñanzas que acabaron como obligaciones. A elevar tu fulgor a la máxima potencia y a no protegerme de tu protección. Lo hice por querer(te).., y lo deshago por querer(me).

Te anoto, también para que conste, que ya no lo siento, porque sentir lo llegaras a hacer tú con el paso de los veranos. Con la caída de las capas, con los pliegues de los años.

Camina, viaja sereno. 
Que yo dejo mis rejas para quien quiera ser parte de esa jaula. 


Las puertas no se cierran, solo se abren para mí.




Ya atusé, curé y reparé mis alas, 
para que lejos de tu parábola, 
pueda, por fin, volar.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Para la reina del tablero, no serás más que su peón.




¿Qué tal, desconocido? Me pillas mal, ya me iba.

Ahórrate el plus de pedidas, que mis pasos aligeran el recorrido. Entiende que te entiendo, pero no hay más de mi pecho que te pueda entregar. Los lagrimales quedaron secos, el saber ya no quiere entender y mi alma es un eterno otoño deshojado. No hubo ocasión para tu interés, para tu devoción a plazo fijo. Deja de mirarme a los ojos, en ellos no encontrarás soluciones.
A cambio, terco forastero, dejo a tu alcance la sustituta de mis desiertas necesidades. A ella le puedes pedir tus objetivos más excéntricos. En ella tienes la posibilidad que nunca se dio en mí. Pero recuerda.. No debes racionar tus salvajadas ni negar el canibalismo. Beberá de ti hasta la última gota y comerá hasta el último trozo. No quedará nada a su paso, no serás nada cuando caigas a sus pies. Y serás suyo, en cuanto notes sus ojos miel en tu figura. 

No alegres tus facciones, que todavía no he terminado. 

Ella vivirá en mi cuerpo sin pagar renta, sin dar explicaciones y sin censuras. Es pariente del Rock'n'Roll,  letrada del Kamasutra,  y toda una experta en las adicciones. Posiblemente querrás cautivarla con halagos, enamorarla con detalles y llamar su atención con nimiedades. Lo harás, porque hasta la última célula de tu cuerpo caerá rendida a su insolencia. Lo harás, aunque te diga y te repita que para ella, reina del tablero, no serás más que su peón. Porque, querido extraño, nadie manda en ella.., es un alma libre. Es fuego cuando la tocas, hielo cuando la buscas e indiferencia cuando la sientes. Pero aun con todo, entrarás en su juego, sin más reglas que sus dictámenes.

Escucha, porque de lo que te hablo, es de tu final.

Serénate y no te asustes. Cuando llegue ese momento, cuando comprendas a lo que te has entregado.., no te arrepentirás, ya que tu lealtad será extrema. Por ser, solo serás esclavo de sus arrebatos y cautivo de sus pasiones. Y aunque toques su cuerpo, aunque seas otro intruso en su cama, aunque viajes por sus secretos.. jamás llegarás a donde te propongas. Porque ella impone sus limites, ella doblega con su carne. ¡Nada de compromisos, nada de ataduras! Y mira que así, ni asimilando sus restricciones, te seguirás sintiendo atado al contoneo de sus caderas. Es la fruta más prohibida y te conformarás con su perfume, con el elixir de su química. Sus zarpazos en la piel no serán tanto como las señales en tu psique. 

Ya me contarás, si algún día vuelvo, cómo fuiste devorado por aquella bestia. Cómo calmaste la adrenalina tras su adiós. Cómo llevas el síndrome de abstinencia. Cuál será tu plan para seguir con vida sin vida.


Con todo, me voy. Mis maletas me esperan, el vuelo será largo y el mando lo dejo en malas buenas manos.

Llegó la hora de callar y de que tú, forastero, otorgues.


Buena suerte, -la necesitarás-.        XXX

sábado, 15 de septiembre de 2012

Que la misma traición te traicione con promesas.



Ojalá, ojalá y que tus inviernos no encuentren primavera. Que tus vuelos jamás emigren. Que tus manos no moldeen sentimientos. Y que si ríes, sea siempre por no llorar.
Ojalá, ojalá y que tus manos caigan rendidas. Que tus únicos susurros sean las almas de tus víctimas. Que los días te sean claros para ver la desgracia. Y que tu cama sea el descanso para las frustraciones.
Ojalá, ojalá y que escuches tu recuerdo partiéndose en mil pedazos. Que tus ventanas sean canales para observar el deterioro. Que tu diario se llene de plegarias. Y que el mañana no sea más que otra pesadilla.
Ojalá, ojalá y que sientas la descomposición de tus empeños. Que la misma traición te traicione con promesas. Que odies el odio que tiñe mi sangre con tu nombre. Y que si amas, sea al engaño vestido de pieles.
Ojalá, ojalá y que mi amor rompa las verjas de tu orgullo. Que se derriben los escombros de todos tus desperfectos. Que veas las evidencias que tanto escondes sin tapaderas. Y que sin querer, caiga la venda que te desequilibra.

Pero ojalá, ojalá algún día mis palabras sean manuscritos. Ribeteados con el desconsuelo de tus lágrimas. Y que por puro azar, las líneas destilen franqueza.
Ojalá.. ojalá que así sea, y en ese momento dejen de engañar. Dejen de falsificar como el maquillaje que oculta mis ojeras -como el gusto de verte naufragar-.

Ojalá ese día cierre los ojos con una verdad, y mis labios sin una mentira.
Ojalá notificara que tu vacío ya se llenó.
Ojalá solo importaras en la lejanía.


Ojalá ya no te sienta.

domingo, 9 de septiembre de 2012

El finado cadáver de una mitad.



Era un jueves demasiado lunes para mi espíritu. Un inicio demasiado concluido para mis ganas. Una aurora demasiado oscura para mis pestañas. Un activo demasiado pasivo para mis reflejos.

Y no había incentivos para este trabajo a jornada completa, ¡qué crueldad! Qué insensibles se vuelven los pasos sin zapatos con buen numero. ¡Qué días más cuesta arriba, qué noches más precipitadas! Con esas marcas tan rozadas, de las uñas aferrando clavos ardiendo. Remachando con ésos mismos la tapa de mi ataúd.
Y dime ¡DIME! si no es injusto que se acepte vivir en una caja de muertos. Que te impongan rodearte de madera cortada a la justa medida de tus posibilidades. 
Los limites ya no superan, solo limitan. Los repartos de justicia, ya no justifican. 
Y, ¡Ay, dios! a los pulmones ya no llega oxigeno,  a la vida no le insuflan energía. Derrapa el momento de una agonía, de un declive en la línea de pulsaciones.

..Ya es tiempo y deshora, ya viene la sombra del pecado capital. Ya sucumbo a su sangre insensible, ya aprieto el gatillo de la barbarie..

- ¡Aclama mi lado más oscuro! ¡Séllame las puertas del edén! Que éste jueves no puede ser mi último crepúsculo. Que éste cuerpo no puede ser todavía devorado por los gusanos.

+Ridícula mortal.. ¡Afánate! ¡LUCHA! Que la tierra ya rodea tu féretro. Sólo suplicas, ruegos, plegarias..; ¡no busques!, que no se tienden manos en tu ayuda. Utiliza los dedos, tu último hálito; llénate las garras de mugre, de corrupción.. 

-¡No detengas tu lengua viperina!, agasájame de ese veneno pérfido.

+¡Calla! Y no vulgarices mi dicción. Atiende a mi voz, más valiosa que cualquier existencia. No impidas las amenazas de tus enemigos, no justifiques tus avances. Destroza los obstáculos, perfúmate de mi azufre. Quémate en mi fuego y olvida las alas blancas. Ven, pequeña, congraciate con tus orígenes, con la esencia de vuestro género. Que mi sonrisa acabará con aquellos que desean tu muerte. 

-Pero dime, verdugo de ánimas, ¿qué será de mí cuando me entregue a tu lumbre? ¿Qué será de los que se extasiaron de mi parte clemente? ¿Qué será de aquella que ya no volverá a mis propiedades?

+¡Patéticos sentimentalismos! Esa a la que tu alusionas, será arrancada de tu parte benévola, será exterminada junto a la hoguera de tus rivales, de tus titubeos, de tus endebles pasos en falso. Esa, de la que ya puedes ir dando su pasaporte, será liquidada por mi propio tridente. Los demás, carne de cañón, pasarán a ser marionetas de tus intenciones.

-La decisión ya es un hecho. El viaje del no retorno, necesita un adiós a su altura, a su majestuosidad. Dime, pues, si me otorga un poco de tiempo para dejar marchar lo que alguna vez fue, lo que alguna vez fui; lo que ya no será.

+Estúpida niña, ¿no eres consciente de que el dios Cronos no está de tu lado? ¡Olvida pedir fijando tu vista en el cielo! Que las nubes ya no serán tu destino, que la tierra, las entrañas, son tu nuevo linaje. Muere, si así lo deseas, rodeada de ordenes estancadas, de compañías fraudulentas, de colectivos viciados. Muere, ¡si así lo quieres!, a manos de las acotaciones, de las trabas de un puñado de humanos profanos. Si tan mundana, tan irreverente te consideras, déjate asesinar por la selva en la que vives. Que muera todo tu ser en el vórtice del caos. Pero si tu llamado mendigaba una salida, si tu petición no era huidiza sino requerida. Deja en mí la parte que ha de ser ejecutada, deja subsistir a la pieza que te hará superviviente.

No hubo más que disponer que dejarme resucitar por una emergencia. Tan vital, como la renuncia. Ahí, entre cenizas, el finado cadáver de una mitad. Aquí, entre claves de sol, la longeva prosperidad de la resistencia.
Porque, tal vez, la mujer del espejo que se esconde, debe ser calcinada cuando adormece las ganas de sublevarse. Porque jamás debe triunfar la formula de dejarse vencer.

Y yo, hija del avance, quedaría siempre marcada por los rumores de la luna creciente (nunca, nunca menguante). 
Tan superada de noches como mi piel nevada,  
tan obstinada en cumbres como mis deseos.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Dos corazones y una historia rota.

¡Muy buenas lectores!
Desde hace casi un mes, como estáis viendo, estoy desaparecida en combate. Las circunstancias que me rodean no me ayudan a inspirarme, y tampoco tengo mucho tiempo para pasarme por aquí. ¡Pero don't worry! No he abandonado el blog ni muchos menos, en cuanto tenga unas horitas sabáticas me pongo manos a la obra.
Aparte de esta breve disculpa por mi ausencia, quería dejaros un relato de un chico que creo que merece que al menos se dediquen unos minutos en leerlo. Aunque su especialidad es más bien las críticas y las publicaciones con rasgos periodísticos -exquisitamente redactadas, todo hay que decirlo-, ha decidido deleitarnos con una narración, que si consigue interés, seguirá con más capítulos.
Agradecería que pusierais vuestra opinión, y que él se pueda ir haciendo la idea del impacto, tanto bueno como malo, de sus palabras.
Se llama Otman, este es su blog  http://miproyectoyhobbie.blogspot.com.es/  y esta su historia...


Historias de un puente.

Capítulo 1:

Nos trasladamos al mercado central, punto de referencia del centro de Alicante, zona de confluencias y despedidas, cada día quedan miles de personas en este sitio. Ahora, bajemos por la rambla en dirección al puerto llegando así al protagonista de nuestra historia, el gran teatro para el cual somos actores. Estoy hablando del puente de la Volvo y ahora que estamos ubicados...

Él llegó un minuto antes que ella al mercado central, cuando vio que se aproximaba se escondió tras una palmera para sorprenderla, él es así.
Ella vestía una camisa rosa preciosa y un pantalón negro cortito que hacía juego con sus zapatillas, la recibió con un abrazo y un beso, la cogió de la mano y empezaron su ruta, llevaban trece días sin verse, él lo sabía muy bien, tanto tiempo había pasado que casi no supieron de qué hablar, aparte de lo que habían hecho en los últimos días, además que él es muy callado, pero para su suerte ella es muy extrovertida y le contó sobre los últimos videojuegos que había probado, los mismos videojuegos de terror que le provocaron alguna que otra pesadilla.
Se confundieron de camino y tardaron más de lo esperado, el sol acechaba cada rincón, no encontraron ningún banco del puente con sombra, así que se sentaron al borde de este con los pies colgando sobre el mar, habían unas vistas preciosas, el sonido de las olas, la brisa costera y la puesta de Sol a sus espaldas, él la abrazó con la izquierda y con la mano derecha le cogió una mano y la besó como si ella fuera su princesa, y ciertamente lo era…
Ella se encogió de hombros y de sus ojos brotó una lágrima, él le preguntó qué le pasaba, pero ella se negaba a decírselo, se excusaba diciendo que no le pasaba nada, pero no podía engañarle, intentó calmarla recordándole la frase que le dijo una vez: “Prometo reír si ríes, hacerte reír si lloras, y si no puedo hacer que rías, lloraré contigo”.
-Princesa, no puedo soportar verte llorar, por favor, cuéntame qué te pasa, confío en ti y puedes contarmelo todo
-Es muy difícil de explicar- respondió ella.
-Ya sé que soy un chico y no doy para mucho, pero eres mi princesa, estoy seguro de que sea lo que sea lo entenderé-Dijo él en otro vano intento por que ella le contara lo que le ocurría.

Y así estuvieron un cuarto de hora, ella lloraba y el la abrazaba, tanto se negaba a contarle lo que le ocurría que él entendió la razón, es esa la razón por la cual el beso con el que le recibió apenas duró medio segundo, la razón por la cual ella llevaba el bolso en el lado en el que él se encontraba, la razón por la que tenía las manos ocupadas con sus pulseras mientras el intentaba cogerle la mano, la razón por la cual cada beso que le daba en la mejilla ella cerraba fuertemente los ojos y se quedaba unos segundos en silencio. Pues han sido ya tantas las experiencias que ha vivido aun con tan solo dieciocho años, que con las palabras más suaves que se le ocurrieron le lanzó la pregunta.
-Cielo, ¿quieres que acabemos?- Dijo él, sintiendo que un “si” podría derrumbar la única y débil esperanza que le quedaba para enamorarse.
Ella asintió y por sus ojos cayó otra gran lágrima, una lágrima que ojalá pudiera hablar para explicarme lo que estaba sucediendo.
Él suspiró, se quedó callado y solo la abrazó.
-Cielo, no pasa nada, en serio. Estoy seguro de que encontrarás a otro chico que te trate genial y seguro que te hará superfeliz. Ahora no llores, sonríe, quiero ver tu sonrisa.
-Soy una idiota, lo siento, de verdad.
-No cielo, para nada, eres una de las personas más maravillosas que he conocido nunca.
-Lo siento…- Dijo ella mientras le abrazaba de nuevo y le acariciaba la espalda.
-Además, seguimos siendo amigos, no hemos acabado peleándonos ni nada por el estilo-Dijo el recordando a algunas de sus ex-novias...
Se le formó un nudo en la garganta, y sus ya lagrimosos ojos siguieron llorando, pero intentaba parar de llorar para que ella no se sintiera mal, es más, se secó los ojos en la medida que pudo, se separó de ella lentamente, y le secó sus lágrimas también. Sacó una sonrisa forzada intentando controlarse y mirándola a los ojos.
-Sonríe por favor, si tú estás mal yo estoy peor. –Dijo él esperando que ella parara.
-Lo siento, muchas gracias, eres el chico más bueno que he conocido.
-¿Cuántas veces te tengo que decir que no soy bueno? soy normal, y muchas gracias a ti por los días felices que me has hecho pasar. Te adoro.
Se levantaron y empezaron a caminar, de la mano, tal vez como símbolo de su último momento como pareja, y es en ese momento cuando aparecieron unos amigos de ella con los que había quedado. Él los vio un poco antes, se paró, dio media vuelta, se secó los ojos tratando de no levantar sospecha. Siguió caminando con una sonrisa de “sí, soy la persona más feliz del mundo.”
Les saludaron y siguieron su camino hasta el final del puente, se miraron otra vez, ella volvió a pedir perdón por el daño que le había hecho, y él le mostró su mejor rostro en esos momentos y le dijo "Quedémonos con lo bueno y olvidemos lo malo".
Un último abrazo y se despidieron, ella volvió con sus amigos y él bajó las escaleras por donde vino, vacío por dentro, si, pero con una experiencia más que contar y reflexionar.